got milk?

Voy sentado en el metro observando como siempre a todo aquel que se ha sentado a mi alrededor. Me quedo con dos detalles; el primero de ellos es ver al tío de mi derecha sacar el móvil de su bolsillo, poner la pantalla en posición horizontal y empezar a seleccionar un coche para ponerse a jugar a ese que debe ser el Need for Speed 18. Delante mía una mujer. Una mujer CON UNOS ZAPATOS. Si tuviera que hacer una lista con pequeñas cosas del día a día que veo y odio, tendría para rellenar seis cuadernos. En la sección pies, del subapartado calzado me encontraría con el motivo de mi resignación en el metro. Hablo de ESOS zapatos de tacón con punta y que lo unico que dejan asomar es el principio de los dedos de los pies.

Diez pequeños culos en la zona del pie me resulta más que suficiente para cabrearme por la mañana. A pesar de no ser fácil por la mierda de instinto que nos hace volver a mirar algo que nos resulta desagradable, consigo apartar la mirada de esa parte del metro que se ha convertido en gigante por momentos, y vuelvo a clavar la mirada en el móvil del tío de mi lado.

- ¿Aún no se ha decidido porque coche elegir? – pienso

Hago en mi cabeza un análisis de lo que esa tarde ha dado y tras hacerlo pienso que últimamente escribo mucho en mi cuaderno, y muy poco en el blog.

Vuelvo a mirar al tío de mi derecha. Definitivamente lo que estaba haciendo no era seleccionar un coche para jugar sino simplemente mirar fotos de dibujos de coches. Amazing.

Tras un tiempo sin escribir supongo que lo natural sería contar acerca del tema “¿qué tal la vuelta a Londres tras tu paso por Madrid?”. Como prefiero no alarmar a la gente de forma exagerada como alguna vez he hecho, me limito a decir que es temporada de vacas flacas por estas tierras y es que encontrar trabajo resulta más difícil en esta época del año. A pesar de que no duermo todo lo bien que debería por las vueltas que le doy en muchas ocasiones a este tema, soy optimista de cara al futuro próximo.

Por nuestra casa ha habido algunos cambios. El más significativo sin duda ha sido la marcha de uno de los cinco inquilinos. El argentino, Fer. Un tío de 29 años con aspecto y espíritu de 24 y que por motivaciones personales ha decidido poner punto y final a su aventura en Londres. Es agradable de vez en cuando sentir esa sensación de conocer a gente que merece la pena.



En realidad su cara no es tan rosa, pero la foto es de fin de año y, bueno, ya sabes...

La sustituta es Ana, la chica a la que estoy tosiendo en este dibujo que ella misma ha hecho.



Ana es una chica de Madrid que… bueno, las presentaciones las dejaré para un próximo post que haré en plan ficha personal de cada uno. Se van a cagar.