Pompas y Circunstancias

Aquí el guiri eres tú

5.30.2007

Just upload

Días grises. Alguien se ha equivocado con esto del tiempo y es que en Mayo nos han plantado Abril y en Abril, Mayo. Pues eso, que casi estamos en Junio y por aquí hay veces que seguimos echando vaho por la boca.

En uno de los incontables periódicos gratuitos aparece en portada un perro que juega al billar. En primera página, joder. Lo que me sorprende es que no me sorprenda.

Creo que es cuando llevas unas cuatro horas fregando cuando tu cabeza entra en una fase de regresión absoluta, pensamientos que dabas por perdidos en alguna mala borrachera o creías que habían sido sustituidos por el nombre de algún rookie de la NBA... Creo que es algo asi como si hubieras sido hipnotizado por uno de esos psicólogos que tienen que contar hasta diez en vez de hasta tres para hacerte despertar. Ayer tuve una de esas regresiones y me acordé de algo:

Oscar me invitó a comer cocido a su casa. Llevaba viviendo en Madrid desde que tenía menos de un año, tenía 16 y esa era la primera vez que iba a probar cocido madrileño en toda mi vida.

Siempre me ha hecho gracia que Oscar llame a su madre por su nombre, supongo que algo tiene que ver que su madre se llame Pruden y que Oscar siempre la llame a gritos. Delante de la mesa Pruden nos puso el cocido, en un plato llano los garbanzos y un plato hondo el resto. Mirando de reojo a Oscar esperaba a ver que hacía este con el cocido y es que yo no sabía si mezclar los garbanzos, si poner el cocido en el plato llano, si meterme los garbanzos por el culo o si tirarle los garbanzos a cucharazos a Pinky, el perro de Oscar. Finalmente Oscar se empezó a comer los garbanzos por separado dándome asi la solución. ¿Yo que ostias sabía?

- Ay Oscar, ¡ya estas con la tontería esa de comerte los garbanzos por separado!
- Pero mira mamá, Curro está haciendo lo mismo
- Ah!.. eh… eh…

Creo que la reacción de Pruden fue lo que hizo que este pensamiento quedara grabado. Si hubiera sido un evidente: “Curro, pues muy mal tu también, JEJE” y yo hubiera respondido “si es que es la primera vez que como el cocido, que sabía yo, JIJI”. Pero no, esa sensación de incomodidad innecesaría, esas gotas de sudor cayendo por mi frente por estar comiéndome unos jodidos garbanzos secos…


Aquí en Londres sueño mucho más con gente de Madrid que lo que lo hacía allí. El otro día tuve un sueño, que… joder:

Partido de fútbol sala en los que nos encontrábamos mi hermano Álex y yo a punto de empezar a jugar intentando elegir nuestro superpoder que nos diera habilidades. Sin llegar a decidirnos apareció Rafa de entre las sombras y ante nuestras dudas eligió el suyo:

Su superpoder era un aparato que se ponía en la oreja (como uno de esos manoslibres), le cortaba un mechón de sus largas greñas y de esta forma tenía superhabilidades infinitas.

Vacío.

Ya en casa después del partido, mi hermano Rafa salió de la ducha. Negro, con bigote y con la cabeza afeitada de tanto usar el superpoder, fué a la cocina a darle la sorpresa a mi madre (la sorpresa era lo de la cabeza afeitada, no lo de que fuera negro). Entró en la cocina agitando la toalla contra su cabeza para hacer creer que tenía pelo (este cabrón siempre tan ingenioso), quitó la toalla y dejo entrever su cabeza afeitada.

El sueño acabó con el grito de mi madre y con la risa del resto de la familia.

Estoy solo en casa y me apetecía escribir algo. Esto ha sido.

Y para cerrar pues cuelgo esta foto para aclararles las dudas a aquellas personas que me preguntan si en Londres hay tías buenas.


5.21.2007

Family Matters

Llego a casa de trabajar y casi sin sentarme bajo a la biblioteca a conectarme a internet. A la que le tengo que pedir hora para un ordenador es a esa mujer de gafas que en anteriores capitulos me ha despachado sin mirarme a la cara.

- Computer number FIVE at FIVE TO FIVE.

Por el culo te la hinco, zorra.

Me quedan unos veinte minutos por delante hasta que tenga mi ordenador en el que desaprovechar mi tiempo libre. Salgo de la biblioteca, paso por el NISA y compro tres pizzas a 99 peniques cada una, le doy tres pounds al indio y dejarle el cambio me hace sentir bien a pesar de que lo hago porque estoy hasta los cojones de chatarra en monedas.

Subo a casa, Gonzalo sigue viendo esa peli de pinguinos. Salgo a la terraza a esperar a que llegue la hora de mi COMPUTADORA. Empiezo a fijarme en la gente y sin habermelo planteado empiezo a hacer parejas. Personas que van aisladas la una de la otra y que probablemente ni se conozcan, yo pienso sobre ellas "joder, pegais como pareja cojones". Unos diez minutos haciendo esto me bastan para bajar de nuevo a la biblioteca.

Quedan tres minutos para que llegue mi turno. Me siento y en mi espera no puedo evitar mirar al ordenador de al lado en lo que resulta ser la chispa para escribir este post. Un tipo de apariencia arabe se esta registrando en yahoo, tras haber rellenado las cuatro paginas de formulario estupido el hombre llega a esa parte en el que te dan a elegir una pregunta y tu respondes lo que te salga de la entrepierna por si olvidas tu contraseña:

Who was your childhood hero?

God

O algo asi.


Como decia Gonzalo en el post anterior, la aventura esta llegando al tramo final. Supongo que esto era asi desde que empece a pensar no en el cuanto llevamos sino en el cuanto nos queda.

Este fin de semana, joder... este fin de semana ha sido la ostia gracias a Michael Scofield. Unas quince horas de Prison Break en dos dias han sido suficientes para que eso del "Ningun fin de semana sin plan" se vaya cumpliendo, aunque no fuera de la forma esperada.

Y ahora cierro esto que la hora en internet se me va acabando.

Maldito youtube...

5.18.2007

Cheers mate? Lovely, lovely

Desenlace.

Entramos en la última etapa de nuestra aventura, los últimos meses de nuestra vida londinense siempre y cuando un inesperado y poco probable giro argumental no nos impulse a alargar nuestra estancia (nunca digas nunca). Quizá cometa un error al pensar en éstos como en “los últimos meses” en vez de pensar que son “tres meses más”. El caso es que aún es pronto para andarse con conclusiones y moralejas, pero no lo es como para plantearse un gran final. ¿Qué no he hecho? ¿Qué puedo hacer? ¿Qué me gustaría hacer?

De momento estoy en el paro, o de vacaciones, según se mire. A la vuelta de mis vacaciones se suponía que debían llamarme del trabajo para comunicarme mi fecha de reincorporación. La llamada no se produjo y yo tampoco la forcé, total, tenía días para hacerme el sueco y disfrutar de algo más de tiempo para descansar. Pasados un par de días llamé a la tienda y me dijeron que el negocio no iba bien, que hablase directamente con el jefe. Ya estaba todo dicho.

Fui a la tienda a recoger mi última paga y despedirme de Naoko, sin dramas, sin buscar explicaciones, sin violentarme. Era cuestión de tiempo, ellos simplemente fueron más rápidos que yo. La idea de marcharme del trabajo me rondaba por la cabeza antes aún de irme a España para mis vacaciones, pero me faltaba valor o bien me sobraba sentido común como para decir “I quit”. Sea como sea, el caso es que estoy en el paro.

Lo bueno de todo esto es que ahora estoy mucho más relajado, quizá demasiado, y veo la ciudad con otros ojos, los ojos de alguien que no se pasa ocho horas, seis días a la semana, currando de pie por el salario mínimo y volviendo a casa a las once de la noche sin poder sentarse en el metro. Lo malo es que no me veo capaz de pasar por el trauma de empezar de nuevo en un trabajo en el que no voy a durar ni tres meses, soportar de nuevo el estrés por el que pasé las primeras semanas trabajando en Beard Papa. Lo feo es que Londres ya se parece más a Londres, y llueve, llueve mucho…todos los días.

La opción es unirme a Nerea y Curro y probar a trabajar a través de una agencia temporal, de esas que si no quieres un trabajo no lo coges y a tomar por culo, y si no quieres trabajar en una o dos semanas, pues les dices que estás enfermo o lo que sea y a ellos se la va a pelar.

Lo realmente importante es el proyecto Ningún Fin de Semana sin Plan, subvencionado por los ahorros de cinco meses trabajando como un cabrón. No solo los cabrones de los Erasmus se lo van a pasar pipa en el extranjero, vamos hombre…

Eso sí Sánchez, no tengo tiempo para aprender a bailar y mi inglés desde que volví a Londres va de mal en peor (consecuencia de no estar trabajando, I guess), así que no me metas presión, que Londres es Londres, no la Tierra de los Milagros. Ya lo dijo el sabio:
“El dinero no es para tirarlo a la basura, es para el tunning, Juani”.



Y ésta fotico como recuerdo de una tarde completa, café y abrazos gratis en Trafalgar, zumos gratis en Covent Garden y sushi en Picadilly Circus (esto último pagando), como bien se puede observar.

(www.beyondtheconcussion.blogspot.com)

5.10.2007

It´s "x" to be back

De nuevo en casa.

Sad but true. Después de seis meses viviendo en All Saints tiene más sentido llamar a éste piso “mi casa” que a la casa en la que me encontraba ayer a estas horas, en mis vacaciones madrileñas. El hecho es que en mi casa de Madrid habré vivido algo menos de un mes después de La Gran Obra, demasiado poco tiempo como para despegarle ese algo de entorno hostil, propio de un sitio al que aún no te has acostumbrado.

Londres es todo lo contrario. Podría pasarme aquí sesenta años y me seguiría pareciendo un entorno hostil.

¿El viaje qué tal? Joder, pues bien, como siempre. Cuestión firme candidata a convertirse en la pregunta retórica del año. Llego a Gatwick y se cumplen mis dos premoniciones principales:
Premonición a) Hace mal tiempo.
Premonición b) Ya no me duele la cabeza.

Y cómo casi nunca hablo de las costumbres ni tradiciones londinenses, hoy me voy a permitir el lujo de hablar de la Oyster Card. En Londres, en vez de abono transportes tenemos la Oyster Card (tarjeta ostra). Es más manejable, de color azul y te cuesta lo mismo tanto si eres joven como si ya has cruzado la delgada línea roja que separa la juventud del resto de la vida adulta prácticamente hasta la jubilación: la de los 21 años.
Otra de las peculiaridades de ésta afable inquilina del bolsillo trasero de los vaqueros es que tienes que picarla (pasarla por el lector óptico, que aquí son mu modernos hija) tanto a la entrada como a la salida del metro.

Currelas me había advertido (sonido de arpa, efecto de ondas en el agua que distorsionan la imagen, aparece un plano de Curro en blanco y negro): “cuando estés en Madrid, ya verás como sacas al abono para picarlo cuando vayas a salir del metro”. Lo que no me pasó en mi querida España, ésta España mía, ésta España nuestra, me pasa en la Gran Bretaña. Pico el billete y me olvido de cogerlo de nuevo para picarlo en la salida. Me veo forzado a colarme en el DLR. Primeras horas en Londres y ya me la estoy jugando.

En el trasbordo entre la Central Line y el DLR, en Bank, cuál es mi no sorpresa al comprobar que aún no han arreglado la escalera mecánica (nos iremos de Londres sin llegar a verla funcionar). Ya en el tren agarro un periódico para llevarme la segunda no sorpresa del día: ¡¡Paris Hillton en Portada!!. Linsday Lohan en primera página me restriega en la cara el rotundo éxito de la trilogía de las no sorpresas.

Ya en Poplar (Álamo), en el último trasbordo del periplo Victoria-All Saints, me encuentro con Emma, la australiana. Me cuesta entenderla. Me excuso diciendo que necesito una semana para cambiar el chip y volver a poder entenderla. Surge la nunca recurrente conversación sobre el tiempo y le suelto algo que escuché en una canción: “Everywhere I go, I always take the weather with me”. Se ríe. Pobrecita, qué va a hacer.

Una vez en casa, besos, abrazos, halal chicken, youtube…

...excepto por los besos, los abrazos y el youtube, un poco lo de siempre. No hemos pagado la Council (comunidad) de este mes, y aún tenemos que comprar una de las bombillas de la cocina y la goma nueva de la ducha, pero el Curro ha ordenado la habitación y me ha hecho la cama, sin duda un gran recibimiento que me quita un peso de encima.

Después de un rato la gente se va a la cama, excepto Emma que se va de fiesta y yo que me quedo en el salón flipando con Donnie Darko.

Acaba la peli. Shock.

Hora de dormir. Subo las escaleras sin saber que el verdadero recibimiento estaba esperándome en la habitación. La Gran Orquesta Ronquifónica de Londres interpretando para mí sus obras más selectas. Intento dormir, no tengo prisa, no tengo sueño, mañana no trabajo. Después de un rato intento mi invocación: tres veces el típico “sshhh” de “silencio” y acto seguido el típico ruido cojonero ese de chascar la lengua. Consigo que la bestia se incorpore, se dé media vuelta y se tranquilice un poco, pero con la luz apagada me resulta imposible encontrar el agua bendita, y súbitamente el aullido de la bestia vuelve a congelar la ya de por sí fría noche londinense. Perpetro un segundo intento fallido de invocación. Mañana no trabajo, no tengo sueño, no tengo prisa…

Bajo al salón a escribir un post. Descubro que aún tengo en Londres uno de los cartones de Fortuna que me trajo el Rober. Me bendigo a mi mismo por ser tan previsor y ya que estamos por ser tan puto amo, qué cojones. Pasan las horas. Viene Emma. Me repite las cosas cuatro veces hasta que consigo entenderla.

No tengo prisa, mañana no trabajo, pero empiezo a tener algo de sueño.

Publico el post. Cargo mi revólver con balas de plata.

Subo a la habitación.

(www.beyondtheconcussion.blogspot.com)

5.06.2007

Cafe Latte vs Capuccino

Esta mañana me he levantado a las 6 a.m. para ir a trabajar al bar de un campo de rugby en a tomar por culo para poner cervezas.

"Heeey Sara Montiel, estiradita se te ha quedado la piel, heeey Sara Montiel, tienes la papada almidonada..."

Eso es. Sin explicacion ninguna una cancion de la Parodia Nacional se repetia como un continuo bucle en mi cabeza y entonces me ha dado por pensar. Me ha dado por pensar en España, y es que joder! España es precisamente eso. España no son las sevillanas, los toros o la paella, España es Estrellita la Moderna cantando sobre Sara Montiel, o Jesulin de Ubrique cantando el "Sufre mamon" en Gente con Chispa, o una presentadora de un programa del corazon dando entrada a la noticia de su propia boda.

España es la sonrisa de Jordi Hurtado.

Y curiosamente en los ultimos dias estoy pasando por una fase de acordarme de mucha gente y de echar de menos. Y yo creia que esto de echar de menos era como que poco a poco iba decreciendo, pero nada de eso, me he dado cuenta que echar de menos es cuestion de rachas por lo que unas veces la balanza cae del lado de todas esas cosas que he puesto en el parrafo anterior, lo que te hace agradecer formar parte de Londres y su propia mierda mas desconocida y otras veces en cambio empiezas acordarte de cosas tan tontas como estar en un parque con cuatro amigos rodeado de edificios de ladrillos naranjas hablando de cosas sin importancia, o en la cocina de casa en las que toca comer con mi familia y sientes que no hace falta nada mas que eso para que ese momento sea perfecto.

Supongo que tanta visita de dos duros de "te veo un findesemana y me piro" me hace quedarme con ganas de mas y ahi es cuando se abre la caja esa, la de Pandora. Es entonces cuando toca acordarse de por que estoy aqui y que es lo que me llevo a venir, y pensar que todas esas cosas que estan en Madrid seguiran ahi dentro de unos meses y que me volvere a acostumbrar a ellas en cuanto... una semana?.

Mientras tanto mi vida por aqui siento que esta mas estabilizada gracias a que desde hace un par de semanas estoy trabajando en una cafeteria al lado mismo de la National Gallery. Es una cafeteria muy pequeña con dos mesas en la calle y tres dentro y en la que la mayoria de los clientes son losdesiempre. Fregar y hacer cafes es lo que me lleva la mayor parte del tiempo en un horario que realmente me encanta y que es como estar de vuelta al cole: de lunes a viernes de 9 de la mañana a 3 de la tarde y con un descanso en medio de media hora. Trabajo solo con dos personas, una es la jefa y que creo que se ajustaria mas a la definicion de mi madre que a la de la tia que me da ordenes, la otra es una chica eslovaca, nuera de la jefa y que resulta ser la mar de maja tambien. Vamos, que no me quejo.

Despues de salir de trabajar siempre voy a la plaza de Trafalgar Square a cambiarme los zapatos de trabaha por unas zapatillas mas comodas y me quedo sentado durante a veces media hora, a veces una, en lo que resulta ser muchas veces el mejor momento del dia. Eso me encanta.

Perdon por los noacentos.