Poplar

La última vez que escribí, una frase en negrita y con mayúsculas decía algo así como “tengo trabajo”. Ajá. Exactamente dos días después de escribir ESA frase, me echaron. Evidentemente intenté buscar explicaciones para, yo que sé, poder aunque sea descargar mi rabia sobra algo o alguien. Una cabeza de turco. Una Queenie San. Mierda pa mi, lo más que conseguí fue que a todo aquel al que pedía explicaciones echara balones fuera diciendo que la culpa no era suya.

Finalmente se ve que lo que pasó es que volvió el que estaba antes en mi puesto obligándome a mí a volver a recorrer medio Londres en taparrabos, deambulando de nuevo de trabajo en trabajo sin un dinero con el que poder hacer frente a la ciudad de manera sobrada.

Mi madre siempre me cuenta que cuando estaba embaraza de mi hermana y de mí estábamos pasando una mala racha económicamente hablando. Cuando se enteró de que iba a tener mellizos se alegró sí, pero un acojone en cuanto al doble de gastos inesperados para mantener a un bebé era inevitable. Irónicamente las cosas empezaron a mejorar cuando mi hermana y yo nacimos. Y no sé porque he contado esta historia sea como sea empezaré diciendo algo así como que: NO TENGO TRABAJO.

El otro día iba sentado en el tren y de repente (como casi siempre) caí en la cuenta de cómo debo enfocar lo que escribo en el blog. Esta forma no es otra que escribir a mi yo de dentro de 20 años, a ese Curro demacrado que quiere refrescar ideas olvidadas de su temporada viviendo en Londres. Siendo así creo que no me perdonaría que no hablara de mi barrio y de la conexión que este tiene con mi barrio de Madrid.



Poplar es un barrio en el que sus vecinos son mayoritariamente Banghalies, llaman la atención por sus túnicas y los viejos por las largas perillas canosas que salen de su barbilla. Para algunos una ridiculez, para mí una meta.

Situado al este de Londres, Poplar está bien comunicado aunque no tenga metro. El DLR, cuya estación es All Saints y evidentemente es la que se ve en la foto, hace las veces de metro siendo casi lo mismo solo que va por la superficie, es más pequeño y tarda un poco más en llegar. En cuanto a los autobuses pues bien, pasan unos cuantos y el 115.

El puto 115.

Veinte años de mi vida cogiendo ese autobús en Madrid, en la Alameda, casi a diario, para ahora llegar a Londres y que pase ese mismo número. Joder. Esta era una de esas coincidencias a las que hacía referencia. Otras son el hecho de tener un aeropuerto cercano, estar situado en la misma zona en los respectivos planos de metro y otra la que pude descubrir hace bien poco:



Álamo... Alameda... esto yo ya lo había oído antes. Y quizá es que yo sea muy fácil de sorprender, pero vive dios, tanta coincidencia me acojona.

En la segunda parte de este mierdapost documentativo hablaré sobre Poplar, sus tiendas y sus… chan chan… BARES.