It´s Over
Entre gotas de sudor, sentado en la silla de mi habitación en Madrid, me dispongo a escribir lo que será el último post de este blog sabiendo de antemano que no estará a la altura de lo vivido.
Ayer a las 9:02 de la mañana, cogía un tren que me llevaba de la estación de Victoria hasta el aeropuerto de Gatwick. Dejando a Ana y a Emma diciéndome adiós desde el andén me dí cuenta de que no estaba preparado. Durante los ultimos días no podía evitar pensar en que me iba a Madrid con todo lo que ello suponía, gilipollas de mi se me olvidó que lo verdaderamente importante era que me iba de Londres . Tuvo que ser en ese tren, sintiendo que todo empezaba a quedarse atrás en el espacio y en el tiempo cuando caí en la cuenta.
Desde ese momento todo el día de ayer fue una pesadilla, como le decía a mi hermano Rafa fue como verme morir a mi mismo. En Londres tenía un barrio, unos vecinos, una rutina, una vida… Un viaje en avión y todo eso se viene abajo, mi vida se convierte en un cúmulo de recuerdos. Muchos adioses y pocos hasta luegos.
Mis últimos días en Londres fueron como en “Olvídate de Mi”: Un Jim Carrey que hace todo lo posible por evitar lo inevitable, por evitar que esa historia acabe aunque sepa que el punto final ya esta escrito. Al igual que Jim Carrey finalmente decide dejar de intentar huir para empezar a disfrutar, mi última semana ha sido bastante mítica. Se fueron Gonzalo y Nerea y llegaron en su lugar personas con las que la palabra congeniar pierde todo su sentido cuando están ellas cerca. Estreché lazos con Emma y compartí con Ana momentos inolvidables las cuales escritas en un papel no iban siendo mas que un tic en “Cosas que hacer antes de irme de Londres”. Gracias por ello una vez más.
Acaba la semana, hago las maletas, cojo tres trenes, un avión, llego a Madrid y una chica está a punto de vomitarme encima en el aterrizaje. Me deja una señal, algo así como “tío, ¿sabes que Bertín Osborne presenta ahora el Grand Prix del Verano en Telemadrid?”. Uf. Y a pesar de todo, en algún rincón de mí hay un rayo de luz que se alegra por estar triste, que se alegra por lo mucho que el tío que murió en Londres ayer le ha ayudado y le ayudará a ese otro tío que renace en Madrid.
Se acabó Londres y por tanto se acaba este blog.
Ha sido un placer.
Ayer a las 9:02 de la mañana, cogía un tren que me llevaba de la estación de Victoria hasta el aeropuerto de Gatwick. Dejando a Ana y a Emma diciéndome adiós desde el andén me dí cuenta de que no estaba preparado. Durante los ultimos días no podía evitar pensar en que me iba a Madrid con todo lo que ello suponía, gilipollas de mi se me olvidó que lo verdaderamente importante era que me iba de Londres . Tuvo que ser en ese tren, sintiendo que todo empezaba a quedarse atrás en el espacio y en el tiempo cuando caí en la cuenta.
Desde ese momento todo el día de ayer fue una pesadilla, como le decía a mi hermano Rafa fue como verme morir a mi mismo. En Londres tenía un barrio, unos vecinos, una rutina, una vida… Un viaje en avión y todo eso se viene abajo, mi vida se convierte en un cúmulo de recuerdos. Muchos adioses y pocos hasta luegos.
Mis últimos días en Londres fueron como en “Olvídate de Mi”: Un Jim Carrey que hace todo lo posible por evitar lo inevitable, por evitar que esa historia acabe aunque sepa que el punto final ya esta escrito. Al igual que Jim Carrey finalmente decide dejar de intentar huir para empezar a disfrutar, mi última semana ha sido bastante mítica. Se fueron Gonzalo y Nerea y llegaron en su lugar personas con las que la palabra congeniar pierde todo su sentido cuando están ellas cerca. Estreché lazos con Emma y compartí con Ana momentos inolvidables las cuales escritas en un papel no iban siendo mas que un tic en “Cosas que hacer antes de irme de Londres”. Gracias por ello una vez más.
Acaba la semana, hago las maletas, cojo tres trenes, un avión, llego a Madrid y una chica está a punto de vomitarme encima en el aterrizaje. Me deja una señal, algo así como “tío, ¿sabes que Bertín Osborne presenta ahora el Grand Prix del Verano en Telemadrid?”. Uf. Y a pesar de todo, en algún rincón de mí hay un rayo de luz que se alegra por estar triste, que se alegra por lo mucho que el tío que murió en Londres ayer le ha ayudado y le ayudará a ese otro tío que renace en Madrid.
Se acabó Londres y por tanto se acaba este blog.
Ha sido un placer.